En nuestro pasaje del Evangelio de este fin de semana, tomado de San Juan, ¡somos invitados a una boda! Aquí en Caná de Galilea, Jesús realiza su primer milagro, un milagro de amor. Esto se considera otra "epifanía", una manifestación para los pueblos de la gloria del Señor.
Todos han llegado, se ha celebrado el matrimonio y todos se unen para un gran banquete, pero el vino se acaba. María, la madre de Jesús, se da cuenta de la necesidad y se acerca a su Hijo. Toda esta escena explica en gran medida nuestra teología sobre María: la intercesora, la que ve los problemas, la que desata nudos, como le gusta decir a nuestro Santo Padre.
"Hagan lo que Él les diga."
"Mujer, ¿qué tiene eso que ver contigo y conmigo?" respondió Jesús. "Mi hora no ha llegado aún." Pero ella insistió: "Hagan lo que Él les diga." Entonces su Hijo convirtió seis tinajas que contenían más de 550 litros de agua (equivalente a más de 730 botellas) en un vino excelente. Aquí Jesús toma algo común pero necesario, el agua, y lo transforma, lo eleva a algo mejor. Jesús toma el impulso natural y bueno de hombres y mujeres para unirse y lo eleva a un sacramento, basado en última instancia en su relación con la Iglesia, su esposa.
El discípulo más reciente de Jesús en el momento de la boda era Natanael (también conocido como Felipe), quien de hecho era de Caná de Galilea. Todos comienzos nuevos.
Celebremos el amor: el amor de Dios por todos nosotros, el amor que nos hace reales. Nuestras vidas están en proceso, la conversión es un proceso, guiado por Dios si estamos abiertos a ello. El matrimonio es una de las formas en las que podemos aprender a amar mejor: amar y construir relaciones basadas en Dios, el autor del amor. El libro infantil de Marjorie Williams, El Conejo de Terciopelo, nos recuerda que, "generalmente, para cuando eres Real, la mayor parte de tu pelo ya ha sido gastado por el amor; tus ojos se caen, te aflojas en las articulaciones y quedas muy desaliñado. Pero esas cosas no importan en absoluto, porque una vez que eres Real, no puedes ser feo, excepto para las personas que no entienden."
¡Paz y bendiciones!
Rev. Christopher